Si, así es.
Existe la violencia en el pololeo y lo demuestran las estadísticas.
Según el Ministerio de Salud, en el primer semestre de 2019, 2.811 adolescentes fueron atendidos en la salud pública por violencia sexual y violencia en el pololeo, lo cual implica un aumento del 64% en comparación a las cifras de igual periodo de 2018.
El 53% de jóvenes chilenos/as han sido testigos de violencia en el pololeo, más de 3000 jóvenes han sido atendidos/as en servicios de salud durante el 2018 por violencia en el pololeo y sólo en el año 2019 existieron 57 femicidios en Chile.
Al preguntar a las y los jóvenes respecto a las situaciones de violencia que han enfrentado, el 34,2% declara que su pareja la ha insultado o gritado, el 25,7% indica que su pareja le ha prohibido juntarse con amigos o familia y el 12,5% señala que su pareja lo ha humillado en público, mientras que un 11,1% que su pareja la ha presionado para tener relaciones sexuales, aunque no lo desee.
A la vez, el 39,4% de las y los jóvenes señala que su pareja ha revisado su celular o redes sociales sin consentimiento (INJUV, 2018)
¿Qué es ser pololos?
El pololeo es definido de acuerdo al SERNAM (2003) como un vínculo amoroso no formal, al no incluir la perspectiva futura de contraer matrimonio, no obstante, con mayor compromiso que las citas esporádicas como “tirar”, “andar” o los que se denominan así mismos como “amigos con ventajas”.
La frase “ser pololos” originaria de Chile es tener una relación de pareja en exclusividad pero en la que no existe el compromiso de casarse, o la idea de que en el futuro se vayan a casar.
Una serie de autores han establecido que la importancia de las primeras relaciones amorosas es que es en ellas donde los adolescentes van a formar sus ideas iniciales sobre qué esperar de una relación de pareja, y cómo comportarse en la intimidad, algo que repercutirá en su vida adulta y que incluso puede desencadenar en femicidios.
Por lo mismo, cualquier problema de violencia que en esta etapa se presente serán marcadoras para el desarrollo de los jóvenes, sobre todo la violencia en el pololeo.
¿Existen leyes que protejan las relaciones de pololeo?
En junio del año 2018 Gabriela Alcaíno, de diecisiete años, junto a su madre, Carolina Donoso, fueron asesinadas por Fabián Cáceres, ex pareja de Gabriela, quien ingresó a la casa de ambas en Maipú y las atacó con un cuchillo.
Cáceres, quien confesó ambos asesinatos, manifestó en su declaración que cometió los mismos debido a que no soportó el término de la relación.
Debido a que Gabriela y Fabián no eran convivientes, se formalizó al último por homicidio simple, y no por femicidio.
Ante este trágico suceso se tramitó una ley para incluir al pololeo en la tipificación del femicidio.
El lunes 2 de marzo del 2020, el Presidente Sebastián Piñera promulgó la llamada «Ley Gabriela», que inspirada en el caso de la joven Gabriela Alcaíno, tipifica como femicidio aquellos casos en que el agresor mantenía una relación de vínculo afectivo con la víctima.
Sin embargo esto no fue suficiente.
En 2017 Antonia se lanzó al vacío desde el departamento de su agresor y ex pareja, después de sufrir violencia de manera reiterada.
Casos como el de ella, como el Gabriela Marín, quien un mes después de ser abusada sexualmente se quitó la vida, el de Antonia Barra y muchos más, nos demuestran que tipificar la inducción es urgente y necesario.
Según cifras de la Red Chilena Contra la Violencia Hacia las Mujeres, entre 2010 y 2012 el 16% de mujeres que se suicidaron iniciaron anteriormente un proceso judicial por violencia.
Ley Antonia
Este proyecto busca tipificar como delito la inducción al suicidio e incorporar las relaciones de pareja sin convivencia en la regulación sobre violencia intrafamiliar.
Recién el 4 de noviembre del 2021, el Senado aprobó la ley que establece el 7 de febrero el día nacional por la “No Violencia en el Pololeo” que se conmemora a raíz del suicidio de Antonia Garros, quién decidió quitarse la vida producto de la violencia que ejercía contra ella su pololo de casi dos años, Andrés Larraín Páez, en el año 2017.
La iniciativa demoró cuatro años en ser aprobada, ya que fue ingresada el 17 de mayo de 2017 y que se mantuvo tres años en su segundo trámite constitucional, sin ser declarada como urgente.
El próximo año, 7 de febrero del 2022, vamos a poder conmemorar, ya como ley, el día Día Nacional Contra la Violencia en el Pololeo”.
Proyectos legislativos como Ley Antonia, Ley Gabriela o Vida libre de violencia son iniciativas que han surgido de manera paulatina y como respuesta a hechos de violencia.
Sería bueno si alguien pudiese explicarnos ¿por qué se demoran en tramitar estas legislaciones?
¿Cómo se genera la violencia en el pololeo?
El pololeo entre adolescentes puede tener problemas como cualquier relación íntima.
El cómo los jóvenes enfrentan estas situaciones definirá la manera en que van a ir desarrollando una mayor intimidad y confianza en el otro.
La violencia en el pololeo es cualquier acción o conducta que cause daño físico, psicológico o sexual dentro de una relación de pololeo, noviazgo o cualquier tipo de relación amorosa, en este caso, entre los jóvenes.
Esta situación tiene consecuencias nefastas para la víctima, su entorno y para la sociedad en general.
Las primeras manifestaciones de violencia son situaciones que como sociedad hemos aceptado y minimizado, e incluso, las hemos tachado como “muestras de amor”, cuando claramente no lo son.
Algunos ejemplos más comunes son: celos descontrolados, aislar a la pareja de su entorno, faltas de respeto, garabatos para humillar, gritos, exigir las claves u obligar a subir fotos en redes sociales como muestra de amor y confianza.
También se consideran como violencia el controlar los horarios o las salidas, controlar las amistades, la forma en que la pareja se viste, golpear las paredes o puertas para intimidar o desahogarse, revisar el celular sin permiso o exigir revisarlo, entre otras.
Conductas a las que hay que poner atención
Es importante que los jóvenes tengan claridad sobre ciertas situaciones o conductas que pueden generar una escala de violencia psicológica, física o sexual dentro de la relación.
No existen dos relaciones iguales, por lo que a menudo puede ser difícil diferenciar entre relaciones saludables y no saludables.
Los celos, gritos, amenazas, manipulación, empujones, control y aislamientos, no son conductas normales en una relación y que son claras señales de violencia.
Violencia Psicológica
Esta se expresa de diversas maneras relacionadas con la manipulación emocional, la humillación, las amenazas, los celos y el acoso.
En este periodo lo que más se visualiza es el control, donde la pareja le dice con quién debe relacionarse y con quién no.
En este tipo de agresión, los agresores manipulan y coartan la libertad de acción, y también la libertad mental, haciendo que la culpa y el miedo de las víctimas se apoderen de ellas.
Violencia Física
Son todas las agresiones que atentan contra el cuerpo de una persona, ya sea a través de, golpear, sacudir, tirar cosas, empujar, morder, encerrar o usar un arma, etc.
El estudio “Violencia en los pololeos en adolescentes y jóvenes en Chile”, realizado el 2019 por la Fundación Instituto de la Mujer, evidenció que 1 de cada 10 jóvenes chilenos reveló que alguna pareja lo ha “cacheteado”, zamarreado o lanzado objetos.
Violencia Sexual
Forzar a la pareja a tener relaciones sexuales, a tener relaciones sexuales sin protección u obligar a la pareja a hacer otros actos sexuales que no quiere hacer.
En el caso de los jóvenes, lo que más se visualiza es presión por parte de la pareja para tener sexo.
El decir “no” ya sea por convicciones religiosas, desinterés al respecto, o por el simple hecho de no querer ya es suficiente y se debe respetar.
Todos estos ejemplos corresponden a malas prácticas, faltas de respeto y formas de control y/o manipulación.
¿Te parecen familiar?
Si es así, te informamos que si no lo detienes a tiempo, esto irá en aumento.
La buena noticia es que todavía estás a tiempo de remediarlo.
Por esta razón estamos aquí, para ayudarte a identificar estas conductas lo antes posible.
¿Hay violencia en tu pololeo?
Averígualo con este fácil cuestionario y… ¡toma medidas si es necesario!
Para contactar Fundación Antonia lo puedes hacer aquí
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